Pasar de peatón a ciudadano en el espacio público
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El 26 de abril de 1942 abrió sus puertas el restaurante La Bodeguita del Medio, por iniciativa del comerciante Ángel Martínez.




Pasar de peatón a ciudadano en el espacio público

El ecólogo barcelonés Salvador Rueda visitó La Habana dos años consecutivos para participar en el Encuentro sobre Manejo y Gestión de Centros Históricos que organiza la Oficina del Historiador. Además de prestigiar el foro de este año con sus disertaciones sobre la ciudad contemporánea y alentar el diálogo acerca de La Habana, impartió conferencias fuera del programa del evento y accedió a nuestra entrevista.  


¿Qué siente cuando está en nuestra ciudad?

Bueno, como decía mi mujer: “Salva, ven a trabajar aquí durante un par de años que es la ciudad más bonita del mundo”. Yo participo en buena medida de la opinión que tenía mi mujer.


¿Qué encierra el concepto de ecología urbana?

La ecología tiene por objeto de estudio los ecosistemas y la ciudad no deja de ser un ecosistema especial porque el principal componente del mismo son los seres humanos. Pero tiene reglas que son perfectamente ¬¬¬parametrizables, fruto de entender al sistema más complejo que ha creado la especie humana que es la ciudad como un ecosistema. Entonces la ecología trata todas las piezas ligadas al funcionamiento de este sistema tan complejo en términos, digamos, de la ecología académica.


Usted le da gran importancia al espacio público, ¿por qué?

El espacio público es la casa de todos, es la pieza clave que hace ciudad, la que nos hace ciudadanos, la que permite que los usos y las funciones que la ciudad nos permite se puedan desarrollar en él.
En las ciudades del mundo occidental, en mi ciudad (Barcelona), como en tantas otras el espacio público ha sido colonizado por los carros y eso ha restringido los distintos usos potenciales en la ciudad, no solo de los niños, la fiesta, el intercambio y lo único que puede hacerse es moverse, desplazarse, si tenemos suerte en unas condiciones aceptables para ir a pie, pero en la mayoría de los casos ni siquiera eso.
Con esa situación, a lo máximo que podemos aspirar es a ser peatones, que es un modo de transporte, y yo a lo que aspiro es a que el ciudadano vuelva a serlo porque lo es cuando ocupa la ciudad sin restricciones, cuando ocupa el espacio público.


Internacionalmente hay una tendencia a convertir el espacio público para el ciudadano, ¿qué opina de esa tendencia en América Latina? ¿Especialmente en Cuba podrá suceder?

En el caso de nuestro espacio yo quiero que se pase de peatón a ciudadano, es decir, que sean espacios ciudadanos. Ustedes tienen un hándicap pero que se puede convertir en el valor más preciado y es que tienen un índice de motorización de 40 vehículos por mil habitantes. Pero es posiblemente la base para construir un nuevo modelo de movilidad basado en los transportes alternativos, es decir transporte público, en la bicicleta y en los movimientos a pie, puesto que es la tendencia que ahora en la mayoría de ciudades del mundo se está buscando, ustedes lo tienen, todo es cuestión de planificarlo para que la accesibilidad a la ciudad esté garantizada y que permita que puedas conectar de un punto a otro con medios alternativos al peatón. Yo ya sé que la mayoría de la gente quiere un carro, yo tengo un carro, pero lo utilizo tres veces al año, nunca sale en la ciudad, hace más de diez años que no lo saco para moverme en la ciudad de Barcelona nunca, solamente para moverme afuera en determinados momentos, tres o cuatro veces en el año. Yo puedo hacer mil kilómetros al año como máximo de kilometraje.
Pero esa tendencia ahora mismo se está acentuando muchísimo, la gente ya no quiere carro, mucha gente ya no quiere carro y yo diría más: el carro del futuro va a ser un carro eléctrico, yo considero que esto va a ser así.
Otra de las piezas claves que nosotros hemos planteado y aprobado en el plan de movilidad de Barcelona, que hemos redactado nosotros desde la agencia, es que el vehículo del futuro, para nosotros, es la bicicleta eléctrica. Esa es la clave, porque te permite hacer un recorrido de diez kilómetros y no necesariamente tienes que llegar sudado, sino que puede ser un refrigerante, eso sí, tienes que mover las piernas, pero no tienes por qué hacer demasiado esfuerzo o ningún esfuerzo si no quieres, con lo cual puede refrigerarte en lugar de generarte incomodidad, puedes llegar digamos trajeado a tu trabajo sin ningún problema, es un vehículo que por tanto genera salud, el hecho de mover las piernas bombea el corazón y tiene una velocidad que se limita a 25 km/h que es el que nos garantiza a nosotros que los accidentes se reduzcan de forma drástica. Por otra parte no consume prácticamente energía, no contamina, no hace ruido, se puede aparcar muy fácilmente, se trataría de buscar aparcamientos seguros. Yo ahora me voy a comprar una bicicleta eléctrica, será mi modo de transporte.


Imagínese un espacio público para el ciudadano en La Habana, ¿cuál sería?

Ese ustedes ya lo tienen. El de La Habana Vieja ese ya está, se trata de mejorarle la calidad a la calle, la mayoría de las calles están bien, otras podrían mejorarse sustantivamente y conseguir que ese espacio sea para el ciudadano. Ahora ya lo es pero por el hecho de que prácticamente no circulan carros porque hay muy pocos carros. Se trataría de que en el futuro el uso del espacio para los carros fuera tan limitado como lo es hoy por circunstancias que ya conocemos, mañana sería porque se decide que es mejor para la salud. ¿Sabes cuántas personas mueren en Barcelona por contaminación atmosférica al año? Tres mil quinientas personas prematuramente por cánceres, por problemas en el corazón, por problemas de distinta índole en función de los contaminantes que emite los coches. Un coche emite, digamos, metales pesados, partículas que acompañan a estos metales: óxido de nitrógeno que inciden en el sistema inmunológico. En mi ciudad di una conferencia el otro día a 50 niños de once años y les pregunté quienes de ellos tenían alergia y me respondieron que las dos cuartas partes tenían alergia, o sea, es una plaga y eso es debido a la contaminación. Por tanto, si ustedes deciden tener contaminación porque quieren que los carros pasen por todos lados es una decisión legítima, pero desde mi punto de vista es una decisión errónea.


Este año el evento de Manejo y Gestión construyó un diagnóstico DAFO para ponerlo a disposición de las autoridades, de los decisores. En su opinión, ¿cuáles son las oportunidades, las amenazas, que tiene La Habana
?
Todo el mundo las conoce porque todo el mundo está pensando que la apertura va a permitir tener un marco económico distinto y eso tiene que ser así, la apertura tiene que ir para bien porque los sistemas cerrados son sistemas que por ellos mismos tienen muy pocas oportunidades para poder vencer individual y colectivamente, con lo cual la apertura está bien.
Ahora, puede hacerse la apertura de dos maneras, una es que sea el mercado el que determine qué es lo que hay que hacer, el mercado o los dirigentes digamos, que actúan como si fuera el mercado con los mismos criterios, que venga turismo no importa lo que suceda, los daños colaterales ya nos los comeremos. Está esa vía u otra, que es la planificación bien hecha y por tanto marcar los sistemas de regulación que permitan que la calidad urbana sea excelente y la calidad de vida de los habitantes de La Habana más. Por tanto ese es el juego y hay fórmulas y mecanismos para conseguir que la planificación os acompañe para hacer de La Habana un lugar increíble para vivir.


¿La principal fortaleza que nos ve?

La principal fortaleza es que todo el mundo tiene los ojos puestos en La Habana. Por la razón que sea ustedes caen bien, por la razón que sea se ve la nobleza de un pueblo, se percibe la resiliencia y por tanto la capacidad de adaptación. Y de alguna manera yo creo que La Habana si articula bien esa fortaleza, ese posicionamiento positivo ante el mundo y lo encauza y canaliza podría ser un faro a seguir por tantas ciudades y en particular por las del Caribe y Latinoamérica.


Por María Victoria Pardo









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